Sheinbaum, en la telaraña de la política norteamericana
La secretaria de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Kristi Noem, que había sido invitada especial el 28 de marzo pasado en Palacio Nacional, hizo la tarea sucia de la Casa Blanca, al acusar a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, de haber alentado las protestas contra las redadas en los Estados Unidos, que han desencadenado disturbios en Los Ángeles, California.
La acusación es totalmente infundada, pero el daño ya está hecho: la presidenta Sheinbaum quedó envuelta en la telaraña de la política estadounidense. Y es totalmente conocido que el presidente Donald Trump no juega limpio ni tiene la más mínima compasión con ninguno de sus adversarios. Si tuvo el valor de azuzar un levantamiento para bloquear la llegada al poder de Joe Biden, le sobran razones para sacrificar a Claudia Sheinbaum como una pieza más en el juego del poder.
Vayamos paso por paso.
Primero: las redadas para detener a migrantes han provocado protestas en Los Ángeles y en muchas otras ciudades de los Estados Unidos. Es un fenómeno interno. Si las autoridades federales han sobrepasado los límites de la legislación estadounidense, como lo denuncia el gobernador de California, Gavin Newsom, es un tema que se resolverá en instancias legales norteamericanas.
Segundo: la presidenta Claudia Sheinbaum exigió, sí, que se respetaran los derechos de los mexicanos que como migrantes indocumentados, puedan ser detenidos en las redadas. Y explícitamente manifestó su deseo de que acabaran los hechos de violencia que se presentaron en Los Ángeles. Días atrás, cuando se discutía en la Cámara de Representantes (ahora el tema está en el Senado) la imposición de un impuesto a las remesas, dijo “nos movilizaremos”, pero sólo alguien como Kristi Noem pudo utilizar esa frase para referirse a las protestas que han tenido lugar en California, y en las que sí han participado ciudadanos estadounidenses de origen mexicano y una cantidad menos de migrantes de nuestro país. Pero nunca llamó a protestar. Acaso, en otro momento de sus mañaneras, le pidió a los mexicanos que viven en Estados Unidos que le escriban correos electrónicos o hagan llamadas a los congresistas que los representan, para manifestarse contra el impuesto a las remesas.
El tercer punto a destacar es el siguiente: es muy ingenuo suponer que el presidente Donald Trump y sus aliados carezcan de una visión política electoral con miras a las elecciones para integrar el Poder Legislativo y aún, las presidenciales del año 2028. El grupo político que llevó al presidente Trump al poder en dos ocasiones, tratará de ganar con otro candidato en la siguiente cita electoral, y parte de la tarea consiste en debilitar a los demócratas que como Gavin Newsom, puedan constituirse en rivales futuros. Si para hacerlo es necesario seguir satanizando a los mexicanos, lo harán una y otra vez.
La presidenta Sheinbaum –manifesté ayer en este espacio– puede y debe convertirse en una aliada de los migrantes, pero como líder simbólica, utilizando la autoridad moral que tiene, pero nunca confrontarse con las leyes y las autoridades norteamericanas. No lo ha hecho y ni siquiera lo ha insinuado, pero los riesgos son evidentes.
No puede simplemente hacerse a un lado, ni tampoco entrar en la batalla. Lo fundamental será encontrar el punto intermedio, casi etéreo, donde debe actuar, porque la posición de México es evidentemente, de desventaja.
