El dilema de la Avenida López Mateos
Traslados a vuelta de rueda, accidentes viales todo el tiempo, transporte público insuficiente, más una marcada ausencia de rutas alternas, es el pan de cada día que vivimos quienes tenemos la tortuosa obligación de circular por la Avenida Adolfo López Mateos. ¿Qué hacer ante este calvario? ¿Existe una solución? Ese es el gran dilema.
La Avenida Adolfo López Mateos, ese dolor de cabeza para los automovilistas, se extiende entre la Avenida Ávila Camacho y el Antiguo Camino a San Isidro Mazatepec, contando con 27.55 kilómetros que atraviesan los municipios metropolitanos de Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco de Zúñiga, siendo este último el más afectado ante la casi total ausencia de rutas alternas de circulación en el punto sur de la ciudad.
Al hablar de la saturación vial del corredor López Mateos es muy importante recalcar que ésta no fue una derivación lógica del crecimiento urbano, es decir, no fue consecuencia “natural” del crecimiento, sino el resultado de un complejo entramado de falta de planeación, destrucción de áreas verdes, oscuros intereses inmobiliarios ligados a grupos políticos que dieron permisos y concesiones sin ton ni son. Fueron décadas de omisiones, de malas decisiones, de soluciones ineficientes y de un crecimiento desbordado que, lamentablemente, parecía no tener freno alguno.
Ante ello, lo que nos corresponde a quienes ejercemos el noble oficio político es dejar de improvisar “soluciones” unilaterales sin pies ni cabeza. ¡Ya no más de esto! Lo que exige la gravedad de la situación es escuchar, primero, a los vecinos que sufren el calvario de vivir en las zonas aledañas; y segundo, a los especialistas de la sociedad civil, siempre dispuestos a apoyar pero pocas veces escuchados con seriedad.
Existen diversas soluciones viables al desastre en que se ha convertido la Avenida Adolfo López Mateos, pero todas pasan por un proceso fundamental: consultar a la ciudadanía afectada y dejar que los especialistas tomen voz activa, directa. Mientras menos se asomen los intereses políticos, mejor será la solución; mientras más participe el pueblo y menos la burocracia, mejor será la solución. López Mateos se puede salvar, es cuestión de permitir a la sociedad civil organizada, hacer su magia.
