Tuve el gran honor de ser expositora en la Jalisco Academy en días pasados. Fue una vivencia muy grata, ya que pude constatar el profundo interés que tienen los maestros de Jalisco por seguir capacitándose y estar en un proceso de mejora continua para ejercer mejor su profesión.
Más de 80 mil maestros asistieron al evento. Algunos de manera presencial y otros virtual, durante dos días. Diversos expositores nacionales e internacionales nos dimos cita para abordar una amplia variedad de temas de interés para la docencia.
Fue un evento bien organizado. Las conferencias se llevaron a cabo de manera simultánea en diferentes salones, ofreciendo temas innovadores y a la vanguardia tecnológica, como el uso adecuado de la Inteligencia Artificial. También se presentaron investigaciones en el campo educativo, y charlas sobre neurodivergencia, diversidad, educación indígena, además de actividades culturales y recreativas. Las jornadas iniciaron a las nueve de la mañana y terminaron a las seis de la tarde, momento en que comenzaban las actividades culturales.
Fueron dos días de celebración de la educación en Jalisco. El evento concluyó el viernes con un congreso para padres de familia, reforzando la idea de que la tarea educativa se comparte entre la familia y la escuela.
El tema de mi conferencia fue Estrategias para la Diversidad en el Aula. Debo confesar que, a pesar de haber dictado conferencias en muchas ocasiones, sentía nervios. Quería cumplir con las expectativas de mis directivos y, especialmente, de los docentes asistentes, asegurando que quedaran satisfechos con el manejo del tema que me correspondió.
Dividí mi plática, de dos horas de duración, en tres temas principales y procuré hacerla lo más dinámica posible.
1. La importancia de la labor docente
En la primera parte, quise resaltar que la labor docente va más allá de la enseñanza: somos transformadores de vida. Asumiendo esta importantísima tarea, debemos estar preparados para dar lo mejor de nosotros mismos y seguir aprendiendo. Esto es crucial ahora que cada día hay más estudiantes con discapacidad que acuden a la escuela general y que requieren de estrategias de enseñanza específicas para aprovechar al máximo su paso por el aula.
2. El poder de la empatía
Una vez que establecimos la importancia del papel docente como transformador de vida y ejemplo para los alumnos, comenzamos a hablar sobre la empatía. Esta es la habilidad que debemos desarrollar para comprender a los demás y generar un ambiente positivo y armonioso en el salón de clases.
La empatía debe iniciar entre nosotros, los colegas. Contrario a la competencia, la empatía nos ayuda a crear un espacio seguro donde podemos compartir experiencias positivas y también, situaciones donde no nos ha ido bien, con el propósito de evitar acciones que no funcionaron. El error no debe ser visto como un fracaso, sino como una acción que nos enseña el camino del cual también podemos aprender.
La empatía tiene que ser genuina para que funcione. Al ser nosotros ejemplo para nuestros alumnos, ellos deben sentir que realmente nos interesamos en su progreso y que buscaremos la mejor forma para que aprendan, por el simple hecho de ser nuestros alumnos.
Citando al psicólogo Jamil Zaki, la empatía es una habilidad que se puede desarrollar; lo llama espectro de la empatía y se compone de tres partes. La empatía emocional, empatía cognitiva y la compasión. Al ser una habilidad, podemos entrenarla a través de nuestras acciones que se convertirán en hábitos elevando nuestra capacidad de empatizar, lo que sin duda generará mejores ambientes propicios para el aprendizaje.
3. Abrazar la diversidad a través de la inclusión
También debemos comprender que la diversidad no es algo a lo que debamos temer, pues somos conscientes de que todos somos diferentes. Lo importante es reconocer que, ante todo, somos personas que merecemos respeto, trato digno y equitativo.
Una vez que generamos un ambiente propicio, es fundamental tener nuestras actividades diarias planeadas, pero también estar abiertos a la necesidad de cambiar el rumbo ante un imprevisto.
Nuestro salón debe estar provisto de materiales diversos y variados que podemos elaborar con material reciclado, activando nuestra creatividad. Es útil generar recursos como las cajas TEACCH, pictogramas o fichas educativas que permitan a los alumnos realizar actividades con un grado de autonomía. Esto nos libera para poder atender de manera personalizada a un alumno que, debido a su discapacidad, requiera un poco más de nuestra atención.
No debemos olvidar el trabajo en equipo y el trabajo por pares, para que un alumno pueda apoyar a otro. Es vital que este entendimiento jamás cree competencia ni rivalidad, sino, por el contrario, genere esa empatía y ese apoyo mutuo.
Hay que recordar que cuanto más variadas sean nuestras actividades, más oportunidades tendremos de que nuestros alumnos se interesen en seguir aprendiendo. A nadie le gusta comer la misma sopa a diario, por eso debemos ofrecer una variedad de actividades para enseñar el mismo concepto. Incluso, no tenemos que estar todo el tiempo dentro del salón de clases; podemos organizar actividades en el patio, en el salón de usos múltiples o en el jardín de la escuela. Si tenemos bien establecidas las reglas y la disciplina en nuestro grupo, podremos salir a realizar estas actividades sin que se pierda el foco en el objetivo de seguir aprendiendo.
Hoy en día tenemos a nuestra disposición muchas alternativas para encontrar una enorme diversidad de actividades que podemos implementar en nuestra aula para beneficio de nuestros alumnos.
Un Llamamiento a la Inclusión Genuina
Para concluir, propuse hacer un ejercicio hipotético: ¿qué sucedería si ese alumno con discapacidad que está en mi salón de clases fuera mi sobrino, mi hijo o el hijo de mi mejor amiga?
¿Cómo me gustaría que fuera tratado? Con empatía y de la mejor forma para que avance y siga aprendiendo, o hecho a un lado, sin que lo tomen en cuenta porque no puede retrasar el avance del programa.
Antes de pensar que es un chico con discapacidad, pensemos que es un alumno que está en mi salón de clases y que, por lo tanto, yo como su maestra, voy a lograr que aprenda y avance.
Así que debemos estar abiertos, creativos y con la mejor de las disposiciones para fomentar la verdadera inclusión y el máximo aprovechamiento de todos nuestros alumnos, sin marcar ninguna distinción, recordando además que esto es su derecho.